ARTE
Y
FIGURA
POR “EL NOLO”
Continuamos con el libro “La Liturgia Taurina”, por Alejandro Pizarroso.
El Traslado a la plaza
El último rito que transcurre fuera de la plaza antes de la corrida es el traslado hasta la misma. En efecto, el matador y su cuadrilla están ya vestidos en sus hoteles, quizá en el mismo hotel. Los aficionados van a dejar de serlo para convertirse en público que comienza a llenar los tendidos. Las plazas suelen abrir al público una o dos horas antes del comienzo del espectáculo.
El coche de cuadrillas recoge primero picadores y banderilleros si están en otro hotel, y pasa, por último, a recoger al matador.
Antiguamente los toreros se dirigían a las plazas desde ls fondas en coche de caballos y su paso era jaleado por el público desde las aceras.
En la Ciudad de México es la policía motorizada la que escolta a los coches de cuadrillas desde los hoteles hasta la plaza como si de una autoridad se tratase. Gracias a ello evitan los grandes atascos de tráfico que existen en esta gigantesca metrópoli.
EN LA PLAZA
Vamos a describir ahora las reglas que rigen la Fiesta dentro de la plaza, es decir, durante el desarrollo de una corrida de toros o cualquier otro festejo.
En este momento los “taurinos” desaparecen, son quizá una referencia para un sector más o menos crítico del público o, en todo caso, se integran en él. Los aficionados se hacen público. Y no hay que olvidar que el público también, junto con el toro y los toreros, otro de los grandes protagonistas de la Fiesta.
Y los toreros ya revestidos para la ceremonia sagrada adquieren definitivamente la manera palpable su categoría de semidioses.