Era una mina de oro la organización del río, ante la complacencia de las autoridades deportivas y municipales, precisamente las de Monterrey, fueron los promotores de tal atrocidad.
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Esto provocó que la mayoría de los equipos conformados por jugadores de la clase trabajadora, dejaran por la paz la práctica del deporte del futbol, ante los altos costos, ya no solo de participación, sino de entretenimiento.
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Murieron las clásicas cascaritas que solían presentarse todas las tardes en los diferentes campos, pues incluso en un principio se presentaron confrontaciones entre jóvenes, que solamente deseaban practicar el deporte y los guardias que custodiaban las instalaciones.
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Pero al desaparecer los cientos de equipos de las colonias el sur se abrió la puerta para el ingreso de la drogadicción y la violencia, que empezó a crecer en forma desmedida entre las colonias del sur.
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De hecho se acabaron esos días cuando podías transitar a cualquier hora por los diferentes barrios, sin temor a la violencia, ya que el deporte fue factor para engrandecer las amistades.
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Hoy el río Santa Catarina luce desolado, es refugio de malvivientes, un peligro para la sociedad, gracias a la clase de políticos que solo se han burlado del pueblo.
2023-11-29