La política y el deporte no deben mezclarse, porque por desgracia todo va al fondo del fracaso, ya que la política no debe ser deportiva, ni el deporte debe tomarse como política.
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Lo que si es verdad, es que ambos pueden trabajar en forma paralela y de esto la historia nos da santo y seña, pues debemos recordar que fue un político, quien inició lo que a la postre se convertiría en el centro deportivo más grande del mundo.
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Y por desgracia, fue otro político quien se encargó de destruirlo, gracias a la codicia que despierta el ocupar un puesto público, donde no desaprovechan la oportunidad para llevar agua a su molino.
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El gordo Filiberto Sagrero González, fue el fundador de la Federación Deportiva de la CNOP en Nuevo León, organismo que llegó a convertirse en el más importante que beneficiaba al partidazo.
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Y la grandeza de esta organización se basó en la inteligencia y habilidad de Sagrero González, quien crea la liga de futbol más económica atrae cientos de equipos de la clase trabajadora.
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Por lo que aprovechaba para realizar las ceremonias de inauguración, donde reclutaba a miles de personas, para invitar a los políticos de moda, a quienes presentaba con el cónclave y en plena emoción, le solicitaba ayuda para la creación de más espacios y ahí, ante la gente, ni cómo echarse p´atrás.
